viernes, 5 de febrero de 2016

Cartas de Melibea a sus padres


Hoy, después de estudiar en la clase La Celestina, los alumnos de 3º ESO E se han puesto en la piel de Melibea y han escrito sus cartas de despedida a sus padres. Os dejamos aquí una muestra. Esperamos que os gusten.


Carta de Melibea a sus padres

Queridos padre y madre, no puedo aguantar la vida con tal dolor dentro de mí. El amor de mi vida se ha ido, ha desaparecido, se ha esfumado antes de lo debido y yo no puedo vivir con tal dolor.

Mi amor con Calisto era imposible, pero tan intenso y verdadero que no podía decir que no, no podía resistirme a sus manos, su voz, su rostro... Y ahora marcho feliz por reunirme con él. Lo prefiero antes que ver la vida pasar con mi Calisto en la sesera, antes de ver la imagen de su cuerpo aplastado contra el suelo cada noche, mientras sueño con la última vez que nos vimos.
Me voy sin arrepentirme de nada, aunque sé que ustedes estarán furiosos y que llorarán por mí, su única hija. Pero no sufráis, porque yo estaré bien, con mi amado, sin normas o leyes que nos impidan estar juntos para siempre.
Adiós padre, adiós madre.

                                                   Sergio Martínez Irurzun


Carta de Melibea a sus padres

Amados padres,

¡Oh desdichado corazón que debe soportar tanto dolor! ¡Oh dulce amor, que me ha sido arrebatado! ¡Oh maldita muerte que me ahogas en penas!
Mi joven corazón no puede soportar tanto dolor y, aunque tarde, padres míos sois y, por lo tanto, yo, pecadora, debo arrepentirme.
Mi amado Calisto, ¡pronto te vas! Vosotros le conocisteis, mas no sabíais la verdad. Amante mío ha sido, mi corazón le he entregado. Junto a él he pecado y ahora debo pagar por mis faltas.
Al marcharse mi amo de nuestro huerto de amor, Dios quiso llevárselo, para matarnos a ambos. ¡Maldita noche en la que lo perdí todo! Pues mi corazón, mi alma, mi cuerpo, mi vida, todo yo a Calisto le había entregado. ¿De qué me sirve ahora vivir, si no tengo nada, si soy muerta en vida, sin salvación ni perdón?
Vosotros, padres amados, espero que me perdonéis, pues no puede seguir viva un ánima, ni una muerta puede en la tierra estar.
Os amo, as mi corazón roto no puede más. El destino cruel a mi amado me quiso arrebatar, pero yo, padre, madre, con Calisto voy ya a encontrarme.

                                             María Peláez García


Carta de Melibea a sus padres

Padres míos, la desconocía antes y ahora peco por mi deshonra.


Conocí a un caballero, que mi corazón hizo latir. Debía casarme con él, lo sé, acepten mi perdón.
Ocurrió algo terrible. En la nuestra última cita secreta, (perdónenme, padres míos), él cayó de la escala.

¡Oh gran desventura! Te amaré siempre, mi querido Calisto. No podré dar un paso si no es para verle a él. No podré dar un paso si no es para verle a él. No podré echar palabras si van a él dirigidas.

¡No lo puedo creer! Padre, madre, ¿qué es ahora lo que debo hacer?

                                                    Paula García Montejo




No hay comentarios:

Publicar un comentario