miércoles, 27 de enero de 2016

Hoy os dejamos aquí  dos fantásticos fragmentos de poemas épicos (Mester de Juglaría)

La espada de Diego desenfundada estaba,
su enemigo con temor a él se aproximaba,
el gran héroe y sus guerreros sin piedad atacaban,
las lanzas de todos de sangre estaban manchadas.
A los enemigos ninguna posibilidad les quedaba,
la sangre de las espadas demostraba quién ganaba.
atemorizados y heridos huían los enemigos que quedaban.
La espada de don Diego enfundada acababa,
con esta victoria la confianza del rey se ganaba.
Al gran héroe ningún enemigo se acercaba.

                                  Fernando Aranda y David de Vicente

La ausencia del Cid

Mío Cid, en su disculpa, tierras de Sevilla mandó.
Alfonso VI, señor de Burgos, sus disculpas rechazó.
Mío Cid no se enfadó, porque tenía buen corazón.
En su segunda conquista más tierras envió.
Con su mujer e hijas en prisión,
él solo podía pensar en conseguir del rey su perdón.
Mío Cid, que en buena hora ciñó espada,
tierra tras tierra conquistaba.
Guerrero tras guerrero su espada de sangre manchaba
y de sus tierras el control tomaba
Mío Cid, que en buena hora ciñó espada.
El castillo del rey en silencio estaba,
por la ausencia del Cid, al que todos añoraban.

                            María Peláez y Anabel Sanz-Viveros


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